jueves, 19 de agosto de 2010

UN COMENTARIO EXEGÉTICO A LA INTRODUCCIÓN

UN COMENTARIO EXEGÉTICO A LA INTRODUCCIÓN
(1:1-15)
Introducción
Esta unidad analiza la introducción de la carta, en la que Pablo se presenta a los creyentes de Roma. El apóstol expresa su deseo de visitarlos para el cumplimiento de su ministerio especial como apóstol a los gentiles y destaca, a la vez, las características predominantes de su mensaje.
Al considerarse el autor de la epístola, agregando algunas frases descriptivas, Pablo se conforma al padrón de las cartas de la cultura helénica de la época. Sin embargo, las epístolas paulinas cobran un valor diferente por contener verdades divinas que exaltan la persona y la obra del Redentor.
La introducción de la epístola (1:1-15) se divide en dos secciones: (1) salutación (1:1-7); y (2) cuestiones personales: planes (1:8-15).
Salutación (1:1-7)
Consideraciones estructurales
Pablo estructura el párrafo inicial siguiendo la introducción formal típica de una carta griega: A a B χαίρειn (“¡salud!”). Elabora cada uno de los tres elementos con rasgos característicos: (1) su identificación como siervo de Jesucristo y apóstol (vs. 1) es más extensa que lo usual; (2) detalla la descripción de sus destinatarios (vs. 7a), aunque no siempre es así (cf. 1 Cor

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1:2; Gál 1:2); y (3) concluye con su habitual saludo cristiano, Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (vs. 7b; cf. 2 Mac 1:1, 2 Apoc Bar 78:2).
Sin embargo, no es usual que Pablo inserte un paréntesis tan extenso relativo a su evangelio y apostolicidad entre los dos primeros elementos de la introducción (vss. 2-6). Esto se debe, tal vez, a una estrategia del apóstol para demostrar su “buena fe” y desviar toda sospecha relativa a su apostolicidad desde el mismo comienzo. La incorporación de material pre paulino (vss. 3-4) indicaría que Pablo participa con los creyentes romanos, como con todos aquellos que lo precedieron en la experiencia cristiana, de un evangelio y fe común a todos.
Comentario exegético del texto en contexto
1:1 Con excepción de Gálatas, Efesios y las Pastorales, Pablo se asocia
a Sóstenes (1 Cor 1:1), a Timoteo (2 Cor 1:1; Fil 1:1; Col 1:1; 1 Tes 1:1; 2 Tes 1:1; Film 1), y a Silvano (1 Tes 1:1; 2 Tes 1:1) en los saludos introductorios de sus cartas. La ausencia de esta asociación en la epístola sugiere que Romanos es una carta personal.
Por primera vez se usa el nombre Pablo en Hech 13:9. El nombre original del apóstol es Saulo, el cual deriva del vocablo hebreo Šã /ũl, con el significado implicado de “pedido” (cf. 1 Sam 1:20). En tiempos del apóstol

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era común que un judío tuviese, además del nombre hebreo, un segundo nombre, griego o romano. El nombre Pablo se deriva del latín paulus, el cual significa “pequeño”. Esto podría implicar que Pablo fuese de baja estatura. Por alguna razón fue más conocido por su nombre latino que hebreo.
Siervo de Jesucristo (1:1). La palabra siervo traduce la expresión griega Soú,,oS (“esclavo”). Pablo se llama a sí mismo “siervo de Cristo Jesús” (usado de la misma manera en Gál 1:10; Fil 1:1; Tito 1:1; Sant 1:1; 2 Ped 1:1; Judas 1). Para los griegos era imposible usar alguna palabra de la familia Soú,,oS sin provocar algún sentimiento de aversión. Que los súbditos de un
monarca oriental se consideraran sus δoλoι habría sido para el soberano un acto de sublevación y rebelión. Sin embargo, en el lenguaje veterotestamentario se usa frecuentemente la expresión para significar la relación del súbdito, y particularmente del cortesano, con el gobierno terrenal y del hombre con su Dios.
En la versión de los LXX, δoλεύειv es la expresión más común para indicar el servicio a Dios en el sentido de una lealtad total, y no sólo referente a los actos solitarios de adoración. La expresión ‘ebed YHWH (δoúbλoς κυρίoυ), o su equivalente, es un título de honor que se confiere a Abraham (Gén 26:24), a Moisés (Jos 1:2; 14:7), a Josué (Jos 24:29; Jue 2:8), a David (Sal 89:3) y a los profetas (2 Rey 17:23; Amós 3:7; Isa 20:3).
En el uso cristiano del término este no implica el significado de mera

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servidumbre, habitual de la esclavitud de los días del apóstol. El vocablo expresa la idea de completa y absoluta devoción. Sugiere el concepto de total lealtad al κύριoς (“Señor”).
Cuando se usa en este texto la fórmula SoúkoS 1110 ú Xp Latiofl (“siervo
de Cristo Jesús”) como una expresión que denota auto designación, el vocablo tiene probablemente, además de la confesión personal de comisión y compromiso, una referencia al oficio especial del apóstol, en cumplimiento del cual él es, en su sentido particular, esclavo de Cristo. Pablo afirma que pertenece a Cristo sin reservas, incondicionalmente.
Si esto estuviera en mente del apóstol, puede ser significante que hable de sí mismo como “esclavo de Cristo” y no como los profetas del AT lo hicieron; “esclavo de Dios”. Pone a Cristo en el más alto rango. Así, la expresión SoúbkoS enfatizaría la relación personal entre Pablo y su Señor. Es que Pablo, por la muerte expiatoria de su κύριoς, fue rescatado de la δoυλεία de los poderes que lo dominaban y separaban de Dios: el poder del pecado (Rom 6:6-11), de la inmundicia e impiedad (Rom 6:19); de la concupiscencia (Tito 3:3); de lo que no son dioses (Gál 4:8) y de los rudimentos del mundo (Gál 4:3, 9).1
Aunque algunos sostienen que el orden de las palabras debiera ser a la

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inversa, es probable que aquí Pablo llame a su salvador Cristo Jesús. El nombre Cristo significa Mesías. Algunos intérpretes sostienen correctamente que Pablo usa el vocablo como título mesiánico, 1 y no tan sólo como nombre propio argumentado por otros .2 De modo que, el uso de esta expresión señala el oficio y las funciones del Señor.3 Es probable que Pablo haya adoptado este orden inusual en sus escritos con la intención de enfatizar, en el comienzo de la epístola, que a quien se sometía como esclavo era nada menos que el Mesías, el cumplimiento de las promesas de Dios y la esperanza de Israel. Jesús, el nombre humano, significa “salvador” (Mt 1:21).4
Llamado a ser apóstol (1:1). El hecho de que de los diez usos del adjetivo griego κλητός (“llamado”) en el NT, siete sean paulinos indica que la idea del llamado divino es importante para Pablo .5
Aunque para Pablo todos los cristianos son κλητoί (Rom 1:6, 7; 8:28; 1
Cor 1:2, 24), la expresión K),r]tióS álTÓGTO kO (“llamado a ser apóstol”) no significa simplemente “apóstol cristiano”. La palabra κλητός en el contexto
1Por ejemplo, Granfield, Cullmann y Bornkamm.
2Lietzmann, Taylor, Dahl, Hengel, etc.
3D e las 529 veces que el vocablo Mesías aparece en el NT, 379 son usos paulinos y 65 de éstos se encuentran en la epístola a los Romanos.
4Pablo utiliza el nombre Jesús 214 veces en todos sus escritos, de los cuales 38 aparecen en Romanos.
5E l adjetivo verbal κλητός ocurre en 1:1, 6, 7 y en 8:28. El nombre KIfiaLS aparece en 11:29 y el verbo καλειv en 4:17; 8:30 (bis); 9:7, 12, 24, 25, 26. El verbo καλειv, el cual corresponde al hebreo qã/rá (“llamar” [Isa 42:6; 48:15; 49:1; 51:2]), se usa para denotar el llamado de Dios a la vida y a la salvación, lo cual siempre es al mismo tiempo un llamado a la fe, a la obediencia y al servicio.

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de la salutación de la epístola expresa el pensamiento de llamamiento divino en contraste a una posible auto designación–Pablo es apóstol no sobre la base de una presuntuosa ambición humana sino por el hecho del llamado divino. El vocablo enfatiza la prioridad e iniciativa divina.
Para Pablo, el “llamado” implica una respuesta. Los llamados son los que no sólo oyen sino los que obedecen al llamamiento divino. El llamado y la respuesta van juntos. Pablo piensa de un llamado efectivo. Enfatizar el aspecto de su llamado1 no es algo novedoso. Muchos de los líderes del AT, tales como Abraham (Gén 12:1), Moisés (Exo 3:4ss.), Jeremías (Jer 1 :4ss.), Amós (Amós 7:15), y particularmente Isaías (Isa 6), fueron llamado por Dios. El apóstol parece ver su ministerio en la misma sucesión y continuidad de aquellos que fueron llamados para una misión confiada a ellos por el mismo Dios. No como escogido o colocado en el ministerio por hombre alguno (Gál 1:11-12), sino por un llamado específico de parte de Dios.
El llamado de Pablo es a ser apóstol (cf. 1 Cor. 1:1). Aunque el uso paulino del término álTó(jTO kOS es abundante, rara vez lo utiliza para referirse a Los Doce (1 Cor 15:7; Gál 1:17, 19). Mayormente, aplica el vocablo a sí mismo (Rom 1:1, 11:13; 1 Cor 1:1; 9:1, 2; 2 Cor 1:1; Gál 1:1; Efe 1:1; Col 1:1; 1 Tes 2:7; 1 Tim 1:1; 2:7; 2 Tim 1:1, 11; Tito 1:1); lo usa en términos

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generales (Rom 16:7; 1 Cor 4:9; 9:5; 12:28, 29; 15:9 (bis); 2 Cor 11:5, 13; 12:11, 12; Efe 2:20; 3:5; 4:11); lo utiliza con relación a los apóstoles de la iglesia (2 Cor 8:23) y para mencionar a Epafrodito (Fil 2:25).
El vocablo álTÓ(JTOkOS significa “alguien que es enviado”, “mensajero”. Pablo, no sólo había sido “llamado”, sino también “enviado” . En el NT los apóstoles fueron hombres de gran dignidad, debiendo su nombramiento directamente a Dios (Gál 1:1) y siendo mencionados en primera instancia en la lista de los separados por Dios en la iglesia (1 Cor 12:28). Fueron llamados a fundar y cuidar iglesias.
Pablo no pudo llamarse apóstol en el sentido de ser testigo del ministerio, la pasión y la resurrección de Cristo, que fue el privilegio exclusivo de los Doce (Hech 1:21, 22). Sin embargo, hay suficiente evidencia de que Pablo fue llamado a ser portavoz del Cristo crucificado; mayordomo de los “misterios” ya revelados en relación especial a la iglesia de Cristo.
El llamamiento de Saulo al apostolado–en el sentido especial de la palabra–coincide con su conversión, siendo confirmado por múltiples manifestaciones posteriores del Señor (Hech 9:1-19; 22:5-21; 26:12-23; Rom 15:15-21; 1 Cor 4:1; 9:1, 2; 15:8-10; 2 Cor 3:1-6; 10:13-16; 12:1-13; Gál 1:15- 2:10; Efe 3:1-13; Col 1:23-29; 1 Tim 1:11-16; 2 Tim 1:10-12). Los Doce y Pablo no sólo fueron “apóstoles” en el sentido de ser “misioneros” que predicaban el evangelio y fundaban iglesias, sino en el de ser llamados para

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recibir y transmitir las verdades de la nueva dispensación, cuya expresión en los evangelios y las epístolas viene a complementar la revelación del AT, constituyendo todo ello “la fe una vez para siempre entregada a los santos” (Judas 3).
Aunque Los Doce a quienes Jesús llamó fueron considerados con honores, Pablo no ve su apostolado como inferior a aquellos (2 Cor 11:5; 12:11). Ha visto al Señor (1 Cor 9:1) y ha sido comisionado por él mismo (Gál 1:1). Había manifestado “las señales de apóstol” (2 Cor 12:12). Su responsabilidad particular fue ser “apóstol a los gentiles” (Rom 11:13).
El uso de la palabra en el texto introductor de la carta indica que Pablo llama la atención de la iglesia en Roma a lo que sigue, no sobre la base de su propia dignidad y sabiduría o capacidad, sino en virtud de la comisión recibida de Cristo, su Señor. El vocablo dirige la atención hacia Cristo, de quien Pablo es su apóstol. De esa forma, el término implica humildad y al mismo tiempo expresa augusta autoridad.
Pablo fue apartado para el evangelio de Dios (1:1). La expresión se
construye como una tercera frase en aposición al nombre “Pablo”. Es decir, “apartado para el evangelio de Dios” se encuentra en paralelo con las palabras “siervo de Cristo Jesús”, y “llamado a ser apóstol”. La función del apóstol es la de servir al evangelio a través de una proclamación autoritativa y normativa del mismo.

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El vocablo á~wp LaµÉvoS (“separar”, “apartar”, “designar”, “elegir”) no refiere a la separación de Pablo de la comunidad religiosa del judaísmo ni tampoco al evento informado en Hech 13:2, sino a su elección, designación o consagración para una obra futura. Se usa en la LXX el verbo áφωρίζειv para
(1) dedicar a Dios todo primogénito del hombre y de las bestias (Exo 13:12),
(2) ofrendar las primicias (Núm 15:20); (3) consagrar los levitas al servicio divino en favor de Israel (Núm 8:10-11); y (4) separar a Israel de las otras naciones para posesión exclusiva de Jehová (Lev 20:26).
Se usa el mismo verbo en conexión con áγιoς (“santo”) o a'γιάζειy (“santificar”)–por ejemplo, Lev 20:26. En otra ocasión única, su uso representa un derivado del verbo hebreo qã/daš (Eze 45:4), que en Piel e Hifil significa “apartar”, “consagrar”. Cuando Pablo compuso Gál 1:15 pudo haber tenido en mente el Hifil de qã/daš) que se usa en Jer 1:5, representado por
áγιάζειy en la LXX.
Pablo usa el verbo aφoρίζω en Gál 1:15 para indicar que su
“separación” o “designación” ha sido desde el “vientre de su madre” (cf. Jer 1:5; Hech 9:15). Lucas usa el mismo verbo para informar la nominación de Bernabé y Saulo para la obra a la cual fueron llamados por el Espíritu Santo (Hech 13:2). Es interesante notar que el vocablo se conecta con la raíz pãraš que significa “separados”, de la cual los Fariseos derivan su nombre.
El apóstol se habría observado a sí mismo a la luz de lo que era: “hebreo

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de hebreos; en cuanto a ley, fariseo” (Fil 3:5). Sin embargo, ahora, se lo separa para un propósito más grande y trascendente. Se lo consagra “para el evangelio de Dios” (cf. Hech 13:2; Mr 1:14; Rom 15:16; 2 Cor 11:7; 1 Tes 2:2, 8, 9; 1 Ped 4:17).1 Pablo lo interpreta como “el evangelio de su Hijo” (Rom 1:9); “el evangelio de Cristo” (15:19: centrado en su obra redentora), “mi evangelio” (2:16; 16:25).
Cuando Pablo refiere que el evangelio “es de Dios” implica su fuente de origen y procedencia. La “buena nueva” se enraíza en el propósito eterno de Dios. Se promete en las Escrituras (1:2). Se origina en la iniciativa e interés de Dios por su pueblo y su voluntad de salvarlo. En verdad, la palabra más importante en la epístola es Dios. Romanos es una carta acerca de Dios. Ningún tema es tan frecuente como éste. Todo lo que Pablo menciona se relaciona con él.
El mensaje de buenas nuevas que Pablo tiene que proclamar es la autoritativa Palabra de Dios. Su fuente no es otra que Dios mismo, lo que pasa a definir en los vss. 2-4.
1:2 Que él había prometido antes por sus profetas. Después de haber
1“Evangelio” es un vocablo definidamente paulino. Aparece 76 veces en el NT, 60 de las cuales se encuentran en los escritos de Pablo (9 veces en Romanos y Filipenses, lo que representa la mayor frecuencia en sus escritos. No aparece en Tito). La expresión significa “buenas nuevas”. Estas pueden compararse con las “nuevas” de lo que Dios ha hecho en Cristo para la salvación del hombre. Es con este propósito que se “aparta a Pablo”. Algunos entienden que se lo pone aparte “para predicar el evangelio”. Ciertamente que incluye este aspecto, pero es mucho más que esto. Significa ser “un hombre del evangelio” para vivir el evangelio. Se lo llama a un estilo de vida diferente como también a una misión proclamadora.

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iniciado la definición del vocablo EúayyÉ k Lov (“evangelio”) por medio del genitivo OEoú (“de Dios”), Pablo sigue su proceso de definición del mismo por medio de una cláusula relativa, al caracterizarlo como el cumplimiento de las promesas de Dios a los profetas en el AT. De esta manera, el apóstol enfatiza la iniciativa divina–el evangelio es parte del propósito eterno de Dios, anticipado en los escritos proféticos; y la confiabilidad del contenido evangélico.
Rom 1:2 es tanto una declaración formal acerca del evangelio como una referencia al AT. Así, Pablo introduce en el comienzo de la epístola el tema de la correcta interpretación del AT con el cual estará interesado a través de toda la carta.
Con el “problema judío” delante (Rom 9-11), Pablo tiene interés en enfatizar que no proclama novedades, sino que interpreta las Escrituras veterotestamentarias. Los rabinos más bien, por sus tradiciones, tergiversan el recto sentido exegético y el valor espiritual de los escritos inspirados.
Desde luego, los intérpretes del judaísmo entendían que el Mesías había sido prometido en el AT, pero sólo los apóstoles enseñados por Cristo discernían la necesidad de la obra expiatoria plena del Mesías anterior al establecimiento de su reino. Además, los rabinos daban un sentido de “privilegio nacional” al llamado de Israel, mientras el Señor Jesucristo, y tras él los apóstoles, insistía en la responsabilidad de la nación como “sierva”

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llamada a cumplir la voluntad de Dios. Sin la fe y la obediencia, los privilegios de Israel se convertirían en mayor condenación para los endurecidos. Pablo percibe claramente la operación de la fe en el AT como la única respuesta humana que puede hacer eficaz la obra de Dios en la vida del hombre.1
. . . en (las) santas Escrituras (1:2). Por excepción no lleva el artículo, pero no cabe la menor duda en cuanto a los santos escritos que Pablo refiere: son aquellos que componen el AT, siendo igual el canon de los judíos como el de los cristianos (cf, 16:26). Posiblemente, Pablo, al omitir el artículo, enfatice el carácter de los escritos como “santos”–en vez de hacerlos definidos por el uso articular, como es lo habitual gramaticalmente hablando.
Es fundamental a Pablo, como a toda la iglesia cristiana primitiva, que el evangelio fuese el cumplimiento del AT. Es la realización en acción de lo que Dios ha prometido a través de sus propios profetas. Es el cumplimiento de las promesas que han sido registradas en escritos lo que se considera “santos”. Por ello, deben ser recibidas e interpretadas con reverencia.
1:3-4 (el evangelio de Dios) . . . acerca de su Hijo, nuestro Señor
Jesucristo. Los vss. 3-4 pueden considerarse más un producto de la expresión EúayyÉ,,Lov (“evangelio”) que la continuación de la cláusula relativa iniciada

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en el vs. 2. Después de haber definido el vocablo EúayyÉkLov por medio del genitivo OEOÚ (1:1), ahora el apóstol lo precisa aún más al indicar el contenido del tema del evangelio: es el mensaje de buenas nuevas “acerca del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo”.
Muchos sostienen que en estos versos Pablo hace uso de un primitivo credo o confesión cristiana. Es decir, Pablo depende de una fórmula confesional pre paulina, tal vez, un sumario de fe familiar a los Romanos. Sin embargo, dicha hipótesis no es tan segura o cierta como muchos presuponen. Por un lado, no existe evidencia concreta para determinadas formas confesionales en tiempos del apóstol. Se las encuentran mucho después del tiempo de Pablo. Por el otro, si se comparara el lenguaje usado en este supuesto credo pre paulino con otros escritos del apóstol habría que convenir que su forma estilística es la del apóstol.
Pablo presenta algunos aspectos importantes de la doctrina de la persona de Cristo.
Primero, sus títulos. Acerca de su Hijo (1:3). La expresión señala la pre existencia y naturaleza esencial de quien había de ser el Señor Jesucristo. Es el Hijo eterno referido en Jn 3:16. Nunca “llegó a ser Hijo” en este sentido, pues el título indica su relación eterna con el Padre, de cuya naturaleza participa plenamente desde siempre dentro de una relación de amor y comunión (Jn 1:1, 14; 17:21, 22, 24). Además, debe notarse que se emplea a

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veces el vocablo “Hijo” como título mesiánico (Sal 2:7, citado en Heb 1:5; 5:5; Hech 13.33). Tales declaraciones mesiánicas deben distinguirse de las que implican la pre existencia eterna del Hijo.
Nuestro Señor Jesucristo (1:3). La expresión Irlaoú Xp LOTd5 tioú
Kup L'ou il4v (“nuestro Señor Jesucristo”) se encuentra en aposición a tioú u~oú aútio (“de su Hijo”) al comienzo del vs. 3. Pablo concluye su definición del mensaje de las buenas nuevas que ha sido designado a proclamar, agregando un título completo de quien es el contenido cabal de su proclamación.
Este título señala al Cristo glorificado, el encarnando Hijo de Dios y exaltado a la diestra de la majestad del cielo, a quien los creyentes rinden constante adoración. Designa a Aquel que viene del Padre a cumplir su voluntad en la redención del mundo.
Aunque se haya incorporado como nombre propio para designar al Hijo, el nombre “Cristo” es la traducción griega del vocablo hebreo mešah (“ungido”).1 Fue traducido al griego por el término χριστός (del verbo χρίω, “ungir”), del cual se deriva el título “Cristo” o “Mesías”.2
1E l término denota una persona investida por Dios con poderes y funciones especiales.
2E n Romanos Pablo usa entre 15 a 19 veces la combinación Jesús Cristo (el número exacto depende de la solución a ciertos problemas textuales); y a la inversa, Cristo Jesús, 13-16 veces. El vocablo Señor se combina con ambos nombres en 17 oportunidades, a lo que el pronombre “nuestro” se agrega 12 veces y “su” una vez. La expresión nuestro Señor Jesucristo aparece 68 veces en el cuerpo paulino. El resto del NT la usa sólo en 19 ocasiones.

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1110 ú (“Jesús”), forma griega del hebreo “Josué” (literalmente, “Jehová salva”), es el nombre que el ángel Gabriel confirió al Mesías por nacer (Mt 1:21; Lc 1:31). Pocas veces se lo usa solo en las epístolas, tal vez para enfatizar su ministerio terrenal antes de la cruz.
La construcción tioú Kup L'ou il4v (“el Señor nuestro”) denota la relación de Jesucristo con los suyos, quienes confiesan de corazón que “Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre” (Fil 2:11; Jn 20:28). Indica no sólo su deidad, sino también los derechos que ha adquirido sobre los corazones de los suyos, y aún sobre el universo, por su victoria en la cruz y resurrección.
Segundo, su condición humana: que era del linaje de David según la carne (2:3). Aunque algunos judíos del período del NT no consideren la ascendencia davídica como una condición absolutamente esencial del Mesías, 1 es claro que dicha expectativa estaba firmemente establecida.2 Las bases veterotestamentarias para la descendencia davídica de Jesús se encuentran claramente en pasajes tales como 2 Sam 7:16; Sal 89:3-4, 19-21; Isa 11:1, 10; Jer 23:5-6; 30:9; 33:14-18; Eze 34:23-24; 37:24-25. Dichos anticipos armonizan con el testimonio del NT (cf. Mt 1:1, 2-16, 20; Lc 1:27, 32, 69; 2:4;
1Rabí Akiba, por ejemplo, ve en Bar-Koshba al Mesías, quien, hasta donde se sepa, nunca afirmó ser descendiente de David. Bar-Koshba fue líder de una rebelión judía en Palestina en los años 132-135 DC., resistiendo el proyecto del emperador Adriano de reedificar Jerusalén como una ciudad Greco-Romana, con un templo a Júpiter en el sitio del antiguo templo.
2Compare, en adición a la evidencia del NT, Sab de Salomón 17:23 (21); 4QpIsaª; 4QPB; 4FI.

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3:23-31; Hech 2:20; 2 Tim 2:8; Apoc 5:5; 22:16).
Rom 1:3 podría traducirse literalmente: “habiendo llegado a ser de la sustancia de la simiente de David, según la carne”. El vocablo “carne” señala la esfera humana de la declaración. Es decir, la humanidad como tal. Por su encarnación; Jesucristo, el Hijo de Dios, llega a ser de la simiente (descendencia) de David (Jn 1:14).
Sin duda, aquí Pablo establece un marcado contraste entre la humanidad del Señor, que adquiere, y la deidad que siempre conserva. Su deidad quedó plenamente demostrada por el triunfo de la resurrección. No fue siempre, ni esencialmente, “de la simiente de David”, sino que llegó a serlo por el misterio de la encarnación. David era rey, pero también era hombre, de modo que el título “hijo de David” denota no sólo la realeza del Mesías sino también su humanidad.
Como hijo de David, Jesucristo es a la vez hijo de Abrahám e hijo de Adán (Mt 1:1-17; Lc 3:23-38). De modo que las importantes referencias de Pablo aquí recuerdan que el Ungido, si habría de cumplir su misión de expiación, debía ser Dios-Hombre, en cuya Persona única e indivisible, se combinan en absoluta armonía tanto la perfecta naturaleza divina como la completa naturaleza humana.
Tercero, la declaración de su designación como Hijo de Dios . . . por la resurrección de entre los muertos (1:4). Habiendo establecido el origen

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davídico de Jesús, ahora Pablo lo caracteriza por referencia a su resurrección (aunque en este caso, el evento en sí mismo no se especifica con el uso de un participio sino por una frase dependiente).
Se observa un paralelismo explícito entre las frases del texto “que era del linaje de David de acuerdo a la carne . . . designado Hijo de Dios en poder de acuerdo (al) espíritu de santidad por la resurrección de los muertos”.
El pasaje, sin embargo, presenta algunos problemas exegéticos: Primero, el verbo óρίζει v significa “designar”, “constituir”, “declarar”?
Segundo, la expresión Év δυvvάμει modifica a oρισθέÉvτoς o a uwB OEoú?
Tercero, ¿qué significa la expresión Katiá lrvEÚµa áy LwaúvilS? Cuarto, ¿qué sentido tiene la preposición El? Quinto, ¿cómo se entiende el vocablo VEKpWV?
Con relación al primer problema, no hay dudas que el mejor significado para el verbo óρίζει v es “designar”, “constituir”, “instalar”. En otros contextos bíblicos, el verbo óρίζω puede significar “limitar”, “delimitar”, “separar”, “fijar los límites”, “determinar”, “definir” (Lc 22:22; Hech 2:23; 10:42; 11:29; 17:26; Heb 4:7). Por otro lado, no hay evidencia de usos contemporáneos al NT con el significado de “declarar”.
Aunque no es posible decidir con absoluta certidumbre si Év SuváµEL modifica a ópLaOÉVtiOS o a uIoú OEou, ciertos argumentos pueden favorecer la propuesta de que el participio o'p LaOÉVtiOS califica a u Ioú OEou. En el NT se

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usa la expresión Év SuváµEL en el sentido de “investir de poder” (Mr 9:1; 1 Cor 15:43; 1 Tes 1:5). El sentido que resulta de tomar Év Suv%iEL con uIOÚ OEOu armoniza muy bien con el contexto paulino. En tanto que el sentido con
óp L66ÉVtiOS, concepto claramente adopcionista (con el supuesto de que
Op L66ÉVtiOS significa “quien fue designado”), no parece armonizar bien con las enseñanzas de Pablo en otros lugares, y con la presencia de la declaración Oú uLoú aÚTOú en el comienzo del vs. 3. El significado parcial del texto, entonces, podría ser el siguiente: “quien fue designado Hijo de Dios en poder” (es decir, en contraste con ser Hijo de Dios en aparente debilidad y pobreza en el período de su existencia terrenal).
En conexión con el cuarto problema los exégetas discuten dos posibles interpretaciones de la preposición El. Para algunos, significa “desde”, “desde el tiempo de”. Para otros, “sobre la base de”. Los intérpretes prefieren el primer significado. La resurrección de Cristo fue el evento que marca el comienzo de su exaltación. A Cristo se lo designa Hijo de Dios en poder “desde el tiempo de su resurrección de los muertos”.
En cuanto al quinto problema planteado, se explica el genitivo plural VEKpWV como significando “desde los muertos”, un plural alusivo.
Ahora se considera el tercer problema, el significado de la expresión Katiá 1TVEÚµa áy LwaúvilS, lo que es lo más dificultoso en el texto. Cada palabra de la frase es problemática. Primero, ¿cual de todos sus sentidos tiene la

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preposición κατά? Segundo, ¿a quién o qué refiere por lrvEÚµa? Tercero, ¿es ay LwaúvilS un vocablo equivalente a áγιoóv, o éste significa “de santidad” o “de santificación”?
Algunos intérpretes argumentan que por la palabra uvEÚµa no se refiere al Espíritu Santo, ya que el paralelismo entre Katiá aápKa (1:3) y Katiá 1rvEÚµa ayLwaúvilS (1:4) requiere tomar lrvEÚµa como refiriendo a alguna cosa inherente a Cristo, y no a otra persona de la trinidad. Otros asumen que si σάρξ en 1:3 refiere a la humanidad de Cristo, lrvEÚµa debe indicar necesariamente su divinidad. Hay quienes, sin embargo, insisten en la identificación de la frase lrvEÚµa áy LwaúvilS con el Espíritu Santo. Toman el vocablo κατά en el sentido de “acuerdo a”, como indicando que fue por el poder del Espíritu Santo que Cristo fue designado poderoso Hijo de Dios.
1:5 Por quien recibimos la gracia y el apostolado, para fe que es
obediencia en todas las naciones por amor de su nombre. Después de haber definido la naturaleza del evangelio, Pablo retoma el tema de su apostolado introducido en 1:1.
Por (a través de) quien parece significar que los dones en cuestión vienen de Dios el Padre y que los concede “a través” del Hijo. Esto hace buen sentido y puede ser correcto. Sin embargo, algunas veces la preposición griega διά puede implicar el concepto de “fuente última” como en 11:36; 1

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Cor 1:9 y Gál 1:1. Es decir, podría significar “a través de Dios”. Aunque la preposición pueda tener el significado referido, Pablo pareciera involucrar al Hijo como el dador. Estas incertidumbres no afectan el sentido principal del pensamiento: los dones no constituyen un logro humano sino un don divino. El apóstol a menudo enfatiza que debe todo a Cristo (1 Cor 9:1; 15:8; Gál 1:1, 12, 16; Hech 9:3-5; 22:6-8; 26:12-14).
Posiblemente se debiera interpretar el verbo recibimos como plural epistolario o editorial, con el significado implicado de “yo recibí”. El escritor griego solía usar el pronombre plural donde habitualmente se esperaría el singular. El punto es que el apostolado no es un don común a todos los cristianos. Difícilmente Pablo quiera significar “ustedes los romanos y yo”. Algunos intérpretes sostienen que el pronombre plural incluye a todos los apóstoles: “nosotros apóstoles”, lo que no es imposible. Sin embargo, levanta la cuestión de por qué Pablo debiera aludir o implicar a otros apóstoles que no menciona o identifica. Esto sería anormal en la salutación de una carta personal de Pablo, como lo es Romanos, y no tanto así de las que comparte su paternidad literaria con otros. Pareciera mejor tomarlo como un plural del autor.
Gracias (χάρις) es una palabra típicamente paulina,1 equivalente a

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“alegría”, “júbilo”, “regocijo”, etc. El significado secular básico es “lo que deleita”, “lo que produce gozo”. En el sentido cristiano nada trae más deleite que el extraordinario hecho de la salvación de Dios en Cristo Jesús.
En Pablo, χάρις es un concepto central que más claramente expresa su comprensión del evento de la salvación. “Gracia” se opone a lo que se “debe” (4:4) o a “obras” (11:6). El pensamiento es de alguna cosas completamente inmerecida.
La palabra puede ser usada para expresar la salvación en general (“por gracia sois salvos”, Efe 2:8), pero en 1:5 es un don para servir. Es un don libre y divino que capacita a Pablo para realizar el servicio o ministerio confiado a él (1 Cor 15:10; Gál 1:15; 1 Tim 1:12-14). Gracia es “Dios por nosotros y en nosotros”. En su contexto, el vocablo gracia se conecta con álTOGTOk~v (“apostolado”). Dicha construcción bien puede significar que Pablo recibió gracia para su obra como apóstol.1 Es posible también que Pablo implique por “gracia” aquella que lo capacita a vivir específicamente la vida cristiana en armonía con otros creyentes, y por “apostolado” el don peculiar que Dios le ha dado para su ministerio.
Sea una u otra la implicación del apóstol, no se sugiere que “gracia” sea un don entregado para gozo privado y personal del recipiente. Se lo da en
1Por el uso de χάρις en conexión con el apostolado de Pablo, compare 12:3; 15:15-16; 1 Cor 3:10; Gál

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armonía con la voluntad de Dios y en relación a propósitos adicionales de Dios.
Para fe que es obediencia. Pablo pareciera indicar el propósito del don, que es obediencia. La palabra griega úlraKOÍiv “obediencia”) no se encuentra en documentos pre cristianos (aparte de un uso en la LXX y en Aquila). Aunque los cristianos no fueron los primeros en introducir este concepto, ellos le dieron un nuevo énfasis y significado.
La noción de obediencia ya se encuentra implícita en la figura usada por Pablo al describir su relación con el Señor: “Pablo, siervo de Jesucristo” (1:1). Es “esclavo” de Cristo. De igual manera, los cristianos pertenecen a Cristo sin condiciones y reservas. Le deben la más completa obediencia. No es sin interés que la epístola que enfatiza la salvación provista por el exclusivo sacrificio expiatorio pleno de Cristo en la cruz, también enfatice la importancia de la respuesta obediente. Esto se hace claro a través de una referencia característica al vocablo fe.1 En el NT el sustantivo denota la actitud de confianza, aunque algunas veces refiere a lo que se cree, es decir, la fe (Jud 3).
En 1:5 la expresión se lee literalmente “para obediencia de fe” (EL'S
úlraKOIJv 1T L~OTEWS). Expresión que aparece nuevamente en 16:26 (cf. Gál 3:2; 2

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Tes 1:8; 1 Ped 1:22) y que se interpreta gramaticalmente de diversas maneras. Primero, como genitivo objetivo, podría traducirse (1) “obediencia para la fe” (para fe en el sentido de fides quae creditur; aceptar un cuerpo doctrinal, el cuerpo de enseñanzas sostenido por los cristianos); (2) “obediencia para fe” (a la autoridad de la fe, a lo que la fe manda); (3) “obediencia a la fidelidad de Dios, probada en el evangelio”. Segundo, como genitivo subjetivo, denotando origen, se podría traducir la sentencia (1) “la fe que obra obediencia” (obediencia producida por la fe); (2) “obediencia que la fe requiere”. Tercero, como adjetival, “obediencia creyente”. Cuarto, como genitivo de aposición (de definición, o epexegético), significando “la fe que consiste en obediencia”.
De las cuatro propuestas posibles gramaticalmente, la que mejor interpreta la estructura del pensamiento de Pablo en el contexto de la epístola es la última. Es decir, “la fe que consiste en obediencia”. La equivalencia de los términos “fe en Dios” y “obediencia a él” se hace evidente en el mismo contexto de 1:5. Por ejemplo, compare 1:8 con 16:19; 10:16a con 10:16b; 11:23 con 11:30, 31; 15:18.
La proclamación de Pablo pretende suscitar en su audiencia la verdadera obediencia a Dios, la que esencialmente es una respuesta de fe al mensaje del evangelio. Es verdad también decir que hacer una decisión de fe es un acto de obediencia a Dios y también que la verdadera fe, por su misma naturaleza, incluye en sí misma el deseo sincero y la voluntad para obedecer a Dios en

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todas sus demandas.
Por motivo de su nombre. La preposición griega ulTÉp (con el genitivo, “en favor de”) es particularmente paulina.1 Pablo a menudo la usa para expresar el carácter substitutorio de la muerte de Cristo, con el sentido de “en lugar de” o “a favor de”.
Mas que significar “en su nombre”, o “a su favor”, por motivo de su nombre implica algo así como “por su motivo”, en el de que “nuestro Señor Jesucristo, del linaje de David” pueda ser conocido y glorificado. La verdadera finalidad de la predicación del evangelio y de la ganancia de las almas no es sólo beneficiar a los que se les dirige la predicación, sino, sobre todo, la glorificación de Cristo y de Dios (1:21; 15:7).
En todos los gentiles. Se ha sugerido que el término É'θ®vη (“naciones”, “gentiles”) debiera interpretarse en su propio sentido inclusivo, significando “naciones”. Sin embargo, si éste fuere el sentido, la frase Év o~S (“entre los cuales”) al comienzo del vs. 6 pareciera ser sin sentido. Pareciera natural entender el vocablo aquí a la luz de la comisión particular confiada a Pablo como “apóstol a los gentiles” (11:13-14; Gál 2:8-9).
1:6 Entre los cuales estáis también vosotros, llamados a ser
(pertenecer a) de Jesucristo. Gramaticalmente, la sentencia es una cláusula
1S e la usa 99 veces en el cuerpo paulino de 149 en el NT. En Romanos aparece 17 veces, siendo 2 Corintios el libro de mayor frecuencia, 33.

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dependiente del vocablo É'θvεσι6y en el vs. 5 (“naciones”), aunque es parentética, ya que una declaración acerca del pueblo al que se dirige la carta es extemporánea, inoportuna antes del dativo del vs. 7. Se encuentra en un lugar que dificulta el flujo de la salutación.
Si la frase los llamados a ser de Jesucristo se interpretara a la luz del vs. 5, tal vez, el punto que Pablo habría querido enfatizar era el hecho que los cristianos de Roma también hayan sido llamados a ser de Jesucristo como también lo ha sido el mismo Pablo (caracterizado como llamado a ser apóstol [1:1]). En este caso, se implica el hecho que los cristianos de Roma también están “entre los gentiles” (1:5) y, particularmente, el deseo de Pablo de indicar que la iglesia de Roma, aunque no fundada por él, está dentro de la esfera de su comisión apostólica, por lo que tiene el derecho de hablarles en la manera que lo hace.
Por otro lado, aunque la sentencia entre los cuales estáis también vosotros podría sugerir la constitución predominantemente gentil de la iglesia, ésta, bien podría indicar su situación geográfica en medio del mundo gentil. Por tanto, el texto no debiera ser determinante en la cuestión de la composición racial de la iglesia en Roma.
Al final del paréntesis doctrinal de la salutación (1:2-6), según la costumbre epistolar de la época, Pablo identifica formalmente a los receptores de la carta.

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1:7 A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser
santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. El vocablo 11~ (“todos”) es enfático, y el énfasis se reitera nuevamente con la expresión lráVtiwV (“todos”) en 1:8 (cf. 15:33). Pablo se dirige a todos los que están en Roma, sin mencionar a la iglesia como tal como es habitual en la mayoría de sus cartas. En conformidad con el tema de la epístola, la declaración amados de Dios, llamados a ser santos, que sustituye la acostumbrada mención de la iglesia (cf. 1:2; 2 Cor 1:1; Gál 1:2; Efe 1:1; Fil 1:1; Col 1:2; etc), destaca la relación de los cristianos individuales con Dios por medio de la obra redentora de Cristo.
Amados de Dios (áyalTIJTóL-S OEoú). El adjetivo áγαπητό ς se usa
frecuentemente en el NT con referencia al amor de los cristianos por sus hermanos (12:19; 16:5, 8, 9, 12). En 11:28, sin embargo, Pablo lo emplea para referir al amor de Dios por el Israel infiel. Además, varias veces se utiliza el participio pasivo perfecto ηγαπημέÉVoς para referir al amor de Dios, como se usa áγαπητός aquí (9:25; Col 3:12; 1 Tes 1 :4; 2 Tes 2:13) para señalar el amor de Dios por sus elegidos. Por otro lado, el pensamiento del amor de Dios como base de la existencia cristiana se expresa a menudo por medio de las
expresiones áγάπη y áγαπ=v (5:8; 8:39).
Así, Pablo habla de los cristianos de Roma como de los que son “amados de Dios”. Sólo a través de la dádiva del amor de Dios es que el

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evangelio, y de allí la iglesia, existen (5:5, 8; 8:35-37). Que los cristianos sean amados por Dios no es una verdad trillada o simple axioma. Es una realidad que debe ser aceptada con reverencia y admiración.
Llamados a ser santos (K kIlToL-S áy L'o LS). El adjetivo κλητός, ya usado
en 1:1, 6 (cf. Mt 20:16; 22:14; Rom 8:28; 1 Cor 1:2, 24; Judas 1; Apoc 17:14) también enfatiza la iniciativa y acción divina. Se usa el vocablo en el NT como verbo y, algunas veces, como nombre para los cristianos (1:6; 1 Cor 1:24; Judas 1; Apoc 17:14). Cuando se utiliza como nombre, es un término técnico para designar a los cristianos. Los cristianos en Roma son KkIlTo-LS ayLoLS en virtud del llamamiento divino, concepto que tiene su antecedente veterotestamentario (Isa 49:1; 42:6; 46:11; 48:12, 15; 50:2; 51:2; 65:12; 66:4; Jer 7:13).
Aquí, como en 1 Cor 1:2, Pablo se dirige a sus lectores como K),1ltio-LS ayLoLS, una expresión que usualmente se traduce “llamados a ser santos”. Dicha traducción parece deficiente en el sentido de que implica que la santidad es una meta a ser alcanzada por los cristianos y no un estado que ya se tiene. La clara implicación de la enseñanza de Pablo, tomada en su contexto literario y teológico, es que los cristianos ya son santos, no que llegarán a serlo.
En el contexto (1:1), Pablo se refiere a sí mismo con un paralelo exacto,
pero singular, KkllTóS álTÓGTOkOS. A pesar de su traducción, la expresión “llamado a ser apóstol” no significa que el “apostolado” es un status al cual

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Pablo está llamado a alcanzar. En el más completo sentido del término, Pablo se considera “apóstol” (cf. 1 Cor 9:1-2; 15:8-10; 2 Cor 12:11-13). Lo que Pablo significa con la expresión KkllTóS álTÓ(JTOkOS es que él es “apóstol por llamado de Dios” (1:1). Por analogía, K),r]tio -LS áy L'o LS se entiende de la misma manera: “santos por llamado de Dios”. De manera que, los cristianos son a la vez “llamados” y “santos”. Adicionalmente, las categorías de “llamados” y “escogidos” o “elegidos” no se distinguen la una de la otra en el NT (Mt 22:14).1
En conclusión, entonces, se puede afirmar que para Pablo los cristianos de Roma son “santos” en virtud de haber sido escogidos y llamados por Dios.
Cuestiones personales: planes (1:8-15)
Consideraciones estructurales
En las cartas griegas contemporáneas a Pablo, a la salutación le seguía una expresión de gratitud o pedido relativo a la salud y prosperidad del recipiente. Por lo que se observa en la epístola, Romanos sigue formalmente dicho convencionalismo literario. Sin embargo, el carácter y contenido de la gratitud de Pablo difiere del secular convencional.
El tema no es la salud o la prosperidad de aquellos a quien el apóstol
1L a expresión “elegidos” se usa como nombre para designar a “cristianos” (Mr 13:20-22, 27 [y paralelos en Mt 24:22-24, 31]; Lc 18:7; Rom 8:33; 16:13; Col 3:12; 2 Tim 2:10; Tito 1:1; 1 Ped 1:1 [cf. 2:9; 2 Jn 1:13]: Apoc 17:14).

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escribe. Pablo les asegura de una manera extremadamente enfática y solemne su incesante oración por ellos, lo que incluye su deseo de visitarlos. Les explica que los desea ver e impartir algún don especial para que sean fortalecidos.
Comentario exegético del texto en contexto
1:8 Pablo agradece por lo que Dios había hecho entre los Romanos.
Comienza con la expresión “primeramente”, usada aquí como en 3:2 y 1 Cor 11:8, sin ninguna relación de secuencia con referencia a un “segundo” aspecto que quiera destacar. Aunque el vocablo podría interpretarse con el sentido de “sobre todo”, Pablo, probablemente, habría querido mencionar algún punto adicional en su jerarquización de ideas.
En su expresión de gratitud, primero, Pablo refiere a Dios como “mi Dios”. Expresión ésta muy frecuente en sus escritos (2 Cor 12:21; Fil 1:3; 4:19; Flm 4), aunque podría ser una alusión al salterio (Sal 3:7; 5:2; 7:1, 3: 13:3; 22:1, 1, 10). Segundo, el apóstol ofrece su gratitud “a través de Jesucristo”, quien es el mediador no sólo de Dios ante el hombre (1:5), sino también como exaltado Señor, del hombre ante Dios (Heb 13:15). Tercero, Pablo presenta su gratitud por que la “fe” de los creyentes romanos “se divulga por todo el mundo”. Es decir, por el hecho de que los romanos “crean” ya se proclama, se informa y publicita la verdad cristiana. Pablo

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reconoce este hecho como una obra de Dios.
1:9-10 El apóstol vincula el vs. 8 con 9-10 a través de la partícula γάρ
(“porque”, “seguramente”, “ciertamente”), lo que es una conjunción favorita del apóstol.1 Introduce una declaración explicadora, de lo que ha mencionado, en términos de un juramento, una solemne afirmación favorita de verdad que pareciera ser conocida sólo por Dios (cf. 2 Cor 1:23; 11:31; Gál 1:20; Fil 1:8; 1 Tes 2:5, 10). Finalmente, Pablo anticipa el deseo de ir a visitar a los romanos, lo que extiende en los vss. 11-15.
1:11-15 Pablo presenta tres propósitos de su visita: Primero,
participar algún don espiritual (1:11). El sustantivo χάρισμα (“un don espiritual especial” o “poder divinamente conferido”) se usa en Romanos para denotar el don de Dios en Jesucristo (5:15, 16; cf. 6:20); para significar los dones de Dios en favor de Israel (11:29); y, para implicar los dones especiales en favor de la estructura carismática de la iglesia (12:6-8). Aunque se interpreta que Pablo alude aquí a los dones carismáticos, probablemente denote las bendiciones que Dios quiere derramar sobre los cristianos de Roma a través del Espíritu Santo, por medio del ministerio de Pablo entre ellos.
Segundo, para que seáis establecidos . . . confortados mutuamente por la fe (1:11-12). La vida para los cristianos del primer siglo no era fácil. Por

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ello Pablo espera que por la gracia impartida puedan ser fortalecidos en la fe y obediencia (1:12). El aoristo pasivo GT11pLx6fivaL (“establecer”) indica que es Dios quien los establecerá.1
Tercero, para tener también entre vosotros algún fruto (1:13). Pablo introduce su tercer propósito con una fórmula que usa para anticipar alguna cosa importante que no se conoce (cf. 11:25; 1 Cor 10:1; 12:1; 2 Cor 1:8; 1 Tes 4:13). Lo importante y desconocido para los romanos eran sus varios intentos de ir a visitarlos.
La metáfora de la cosecha, “tener . . . algún fruto”, se ha usado a menudo con referencia al juicio escatológico (Isa 27:12; Joel 3:13; Mt 3:12; 13:30, 39; Mr 4:29) y en relación a las actividades evangelísticas de los siervos de Cristo (Mt 9:37-38; Jn 4:35-38). La idea expresada aquí sugiere que Pablo intenta conseguir algún resultado con su visita a Roma. Tal vez, algún fruto del Espíritu (Gál 5:22) en los miembros de la iglesia y conversiones en la comunidad gentil secular de la capital del imperio.
Pablo expresa su deuda a griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios (1:14), para significar, probablemente, que su comisión a los gentiles lo pone bajo obligación de predicar el evangelio a los gentiles, en Roma o en cualquier parte.
1Veáse el uso del verbo στηρίζω en 16;25; Lc 22;32; Hech 18:23; 1 Tes 3:2, 13; 2 Tes 2:17; 3:3; 1 Ped

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Se debate el significado de las expresiones en el texto. No es claro si los grupos de personas aludidas refiere a toda la humanidad o solamente a los gentiles. En favor de los gentiles es la referncia al final del vs. 13, aunque su lenguaje es general y pareciera no existir suficiente razón para excluir a los judios.
Posiblemente con el vocablo E~λλη~v (“heleno”, “griego”, “pagano”, “gentil”) Pablo refiera a todos los gentiles influidos por la cultura greco-romana, y por βάρβαρoς (“bárbaro”, “extranjero”) al resto de los gentiles que no hablan el griego correctamente. El énfasis pareciera ser “comunidades”.
Por GOWLS TE Kal ávo1JtiOL, (“sabio y no sabio”) se alude a diferentes grupos
de gentiles, categorizados por inteligentes-educados y por quienes carecen de inteligencia y educación. Pareciera enfatizar “individuos”.
Tal vez la mejor comprensión de las palabras sea ver el evangelio como una deuda impuesta a todos quienes lo reciben; una deuda que requiere el compromiso de saldarla al pasar el evangelio a otro más.
La expresión así que (1:15) expresa consecuencia: “ya que estoy en deuda con todos”, estoy “listo a anunciaron el evangelio”. Pablo quiere anunciar el mensaje a los romanos.

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